lunes, 23 de diciembre de 2013

Cerro Muriano - Hinojosa del Duque

La salida de Cerro es limpia y agradable. Los hospitalaria me obsequia con un trocito de pastel, un huevo duro y una manzana. Eso es acoger al peregrino. Muchas gracias, ha sido maravilloso!! Se sale incluso con carril bici del pueblo, pasando por algo que parece un almacén militar, con tanques, soldados. Al salir el sol, ya bastante avanzando, me encuentro con el camino que buscaba, olivos y encinas. A la altura del Vacar, primer problema, ¡pincho! Vaya, no pasa nada. Desmonto todo el tinglado y reparo. Pasan 20 minutos y... otro pinchazo! Qué mala suerte, no? Inspecciono la cubierta y no veo nada. Avanzo media hora más (encima me había equivocado y estaba en medio de la nacional a tope de tráfico, tenía que ir por la vía paraela a su izquierda) y... otra vez!!!! Aquí se acaba el camino, pienso. Vuelvo a inspeccionar la cubierta y ahora sí que asoma la esquirla traicionera, de medio centímetro en diagonal, escondida a mis ojos. Cambio la cámara. Ha pinchado justo al lado de otro parche y no me apetece desmontar la rueda otra vez. Dos pinchazos extra por la esquila más un par de desmontajes de cubierta por montarla mal. Tras tres horas pierdo toda posibilidad de recuperar lo perdido en Baena. Con suerte y energía llego tras un esfuerzo brutal a Hinojosa. De Villaharta hasta Alcaracejos es un sube baja rompe piernas, pero con unas vistas preciosas. Mucho cerdo negro, vacas, ovejas y lo rural en plena faena. De verdad, maravilloso.
De Alcaracejos a Hinojosa son 22 km de carretera sin arcén, con trafico a toda hostia y con algún repecho suave. La recompensa, el albergue y el pueblo de Hinojosa. Ambas cosas de lo mejor que he visto en tiempo.



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