miércoles, 25 de diciembre de 2013

Medellín-Mérida

Como llueve por favor! Con el traje de agua voy dirección Mérida, con la pereza de saber que me voy a mojar. Con lo a gustito que se está en el saco, aunque sea encima de una colchoneta. 
De momento sólo es lluvia, pero rápidamente se convierte en viento. Es desmoralizador ver cómo el viento aumenta su intensidad a medida que disminuye la tuya en el pedaleo. Subir un puente sobre una autovía es como un Everest. Hay varias paradas por agotamiento, la lluvia es muy fuerte y hasta hace daño en la cara, impulsada por el viento en contra (¿existe algún viento que no lo sea?). Aunque te protejas, aguantando la capucha del chubasquero y ladeando la cabeza, es imposible avanzar. En alguna tregua incluso sale el sol, encima recochineo. Subes a la bici y otra vez, descarga de aire con agua afilada.
Ya tendría que estar en Mérida desde ayer, me temo que va a ser imposible recuperar nada. Con suerte no pierdo más.
Decido quedarme en Mérida, estoy muy cansado. Tengo que secar la ropa y estar en posición horizontal muchas más horas de la que creía necesarias.

Últimamente, lo que visito son bajo puentes y túneles. Maldito viento-lluvia...Llego al albergue (6€, con microondas, calefactor, bastante bien) y al salir a cenar...¡se pone a llover otra vez! Nada, al saco y a ver mañana!

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